Noticia publicada en Diario Jaén el Viernes, 7 de Junio

Un grupo de jornaleros de diferentes poblaciones de la provincia denuncia las “penosas condiciones laborales” a las que se enfrenta, cada día, en una finca ubicada entre los términos municipales de Villatorres y Mancha Real. Se quejan de la “mano dura” de los propietarios y de irregularidades en las peonadas. Nadie les llama, se presentan ellos.

Llegan desde Vados de Torralba, Villargordo, Bedmar, Torreblascopedro y otros puntos de la provincia. Dan su nombre, cogen una caja y comienza la carrera contra el crono. Cobran 1,50 euros por cada capacho lleno. Su peso es de entre 20 y 25 kilos y saben que su salario depende de su capacidad de resistencia. No en vano, a mayor aguante más cajas llenas y, por lo tanto, más dinero en el bolsillo. Sin embargo, ese estrés al que se ve sometido el jornalero aumenta cuando el dueño del cortijo o el manijero caen “en el desprecio”, asegura uno de los doscientos trabajadores que recogen el ajo en la finca y que mantiene el anonimato ante el temor de represalias. Su alcalde, Sebastián López, es el primero en denunciar los hechos y lamentar el “comportamiento de otras épocas de esta gente”. “El trabajo que realizamos es durísimo, pero todavía peor es el trato que recibimos. Lo mejor que te dicen es que te van a echar a la calle”, señala un jornalero que la falta de medios económicos lo llevó, junto con su hijo, a pedir trabajo en esta finca.

Javier Esturillo/Jaén

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